sábado, 14 de noviembre de 2009

La acción hace al órgano

Filogenéticamente, sólo en el espacio relacional en el cual el afecto tiene presencia pueden surgir las conecciones neuronales que hacen posible la comunicación.

La “recurrencia” de las interacciones van construyendo al órgano, el que, una vez materializado, se vuelve hereditario.
Ontogenéticamente, no se hereda la acción sino la posibilidad de llegar a la acción.

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